Isabel la Católica, (Madrigal de las Altas Torres, 1451 – Medina del Campo, 1504), fue una de las primeras monarcas modernas de Europa.
La historia de Isabel la Católica, en lo que respecta a Granada, es especialmente relevante por la huella que esta reina dejó de por vida en la última ciudad nazarí, que fue recuperada por ella y su esposo Fernando, (los Reyes Católicos), en 1492, tras la rendición de Boabdil.

También conocida como Isabel I de Castilla, esta importante monarca, hija de Juan II de Castilla e Isabel de Portugal, fue reina de Castilla y León (1474 a 1504), además de reina consorte de Sicilia (1469 a 1504) y de la Corona de Aragón (1479 a 1504), una vez casada con su primo segundo Fernando II de Aragón, (Fernando el Católico), primogénito de Juan II de Aragón.
Otro de los títulos que ostentó la reina Isabel fue el de Señora de Vizcaya, aunque el que más se le reconoce por su consolidación es el de Isabel la Católica, que el papa Alejandro VI le otorgó tanto a ella como a su esposo Fernando, a través de la bula Si convenit, en 1496; de ahí la denominación de Reyes Católicos.
Desde los tres años de edad, la que con el tiempo se convertiría en Isabel la Católica ya era heredera de la Corona de Castilla mediante la Concordia de los Toros de Guisando, (donde también se le concedió el título de Princesa de Asturias), por acuerdo de su hermanastro Enrique IV, que en un principio había privado de este derecho sucesorio a su propia hija, la princesa Juana, (creída como hija ilegítima por el rumor de que su padre fuera el Duque de Alburquerque, Beltrán de la Cueva; de ahí que le llamaran Juana la Beltraneja).
El matrimonio en secreto de Isabel de Castilla con Fernando de Aragón, que se había acordado para consolidar su posición política, no fue del agrado de Enrique IV. Es por ello que Isabel es desheredada, aunque tras luchar contra Enrique IV, y tras la Guerra de Sucesión Castellana (1475 a 1479) contra “los beltranejos”, Isabel y Fernando logran hacerse con el trono.
Desde que Isabel la Católica, junto a Fernando el Católico, conquistaran el Reino Nazarí de Granada, consiguieron fortalecer una serie de alianzas matrimoniales que permitieron a su nieto Carlos heredar las coronas de Castilla y Aragón, y otros territorios de Europa, llegando a ser el emperador del Sacro Imperio Romano; (Carlos I de España y V de Alemania).
Entre las medidas más destacadas que tomó Isabel la Católica, se encuentran las siguientes:
- Reorganización del sistema de gobierno y administración, para centralizar competencias que hasta el momento pertenecían a nobles.
- Reforma del sistema de seguridad ciudadana, renovando la economía para la reducción de las deudas heredadas por Enrique IV.
- Expulsión de los judíos de sus reinos, tras ganar la Guerra de Granada.
- Apoyo a Cristóbal Colón en su búsqueda de las Indias Occidentales, que dio lugar a lo que se denominó como el descubrimiento de América y las posteriores conquistas que, como consecuencia, llevaron a crear el Imperio español.
La influencia religiosa de Isabel la Católica viene desde muy pequeña, ya que acostumbraba a leer libros religiosos. Incluso, ayudó a fundar la Orden de la Inmaculada Concepción. Tal fue su influencia en este ámbito que desde 1974 es considerada sierva de Dios por la Iglesia Católica, desde donde se hoy en día se habla de su posible beatificación.
De los cincuenta y tres años que vivió Isabel la Católica, treinta estuvo gobernando como reina de Castilla y veintiséis como reina consorte de Aragón.
La ayuda de Isabel la Católica fue clave para la victoria castellano-aragonesa en la Guerra de Granada. A pesar de la desmoralización de los soldados cristianos por el largo asedio, Isabel la Católica consiguió levantar el ánimo a las tropas, tal y como se lo pidió Fernando el Católico, logrando la famosa rendición de Baza. Cabe destacar, también, que Isabel la Católica fue precursora del hospital de campaña para atender a los heridos en el campo de batalla.
Sus campañas militares estuvieron apoyadas por el servicio de Gonzalo Fernández de Córdoba, (el Gran Capitán), que intervino en la conquista de Granada, además de en las dos primeras guerras de Italia y en la toma de Cefalonia.
A la reina le sirvió Granada como un lugar perfecto para la implementación de las nuevas ideas procedentes de la ciudad castellana, promoviendo organismos e instituciones que garantizaran su gobernabilidad.
Hechos tan trascendentales como el establecimiento de la Santa Inquisición, en 1480, la creación de la Santa Hermandad, la incorporación del Reino Nazarí de Granada y la unificación religiosa se la Corona Hispánica, que obligaba a la conversión cristiana del pueblo judío, “a cambio de no ser condenados a expulsión o pena de muerte”, (por el Edicto de Granada de 1492), y más tarde del pueblo musulmán, además de la evangelización del pueblo indígena nativo de América, marcaron la trayectoria de esta figura durante su reinado.
Aunque por expreso deseo de Isabel la Católica su cuerpo fue primeramente inhumado en el Monasterio de San Francisco de La Alhambra, con sencilla sepultura, sus restos mortales fueron trasladados poco más tarde junto a los de Fernando el Católico, donde actualmente se encuentran, en la Capilla Real de Granada.

Allí mismo, se yacen también sus herederos, Juana y Felipe, y su nieto el infante Miguel de la Paz, fallecido a los dos años de edad. Asimismo, el museo de la Capilla Real de Granada alberga la corona y el cetro de Isabel la Católica, además de otras pertenencias de la reina y varios cuadros importantes de Sandro Botticelli, Dirk Bouts, Rogier van der Weyden y Hans Memling, entre otros.