Entre los tesoros que Granada ha heredado de su pasado musulmán destacan los famosos baños árabes, que conservan una tradición milenaria, única y agradable para los sentidos y el bienestar de todas aquellas personas que los visitan.
Los baños árabes en Granada no solo cobran importancia por su simbología histórica y utilidad, sino también por la importancia que el agua ha tenido en esta ciudad, a través de los siglos, debido a la presencia de fuentes, aljibes y por supuesto de estos lugares denominado como hammam, como es el caso del de la Alhambra, en el que el Sultán reposaba tras tomar sus baños.
En las instalaciones de los baños árabes de Granada se puede disfrutar de diferentes piscinas que combinan agua fría con agua templada y vapor. Sumergirse en los encantos que ofrecen los baños árabes de Granada hace que quienes los visitan puedan transportarse a otro mundo.
Estas instalaciones, con tenue iluminación, construidas con puertas de hierro y madera, y formadas por arcos y pilares de ladrillos de adobe, proporcionan un ambiente sensacional, acompañado de música árabe y aromas de embrujo desprendidos por aceites esenciales.
Su arquitectura y decoración es fiel reflejo del período nazarí, por las bóvedas que los abordan, la geometría de las piezas cortadas y lijadas a mano que quedan alicatadas en sus paredes, y el sabor del té que se ofrece a las personas visitantes, que pueden deleitarse en esta original y exclusiva vivencia que ofrecen los baños árabes de Granada.
La importancia de los baños árabes radica en que estos lugares eran los principales centros de la vida social, además de considerarse como un ritual el hecho de acudir, puesto que mantener allí la higiene corporal era considerado también cono un acto de purificación religiosa.
En la actualidad, los baños árabes no tienen menos importancia en Granada que hace diez siglos, pues esta tradición se mantiene, permitiendo desconectar de la rutina para descansar y relajarse, igual que antaño, ante el acelerado ritmo de vida presente.
Una ventaja que ofrecen los actuales hammams, es la posibilidad de disfrutar de un masaje relajante como servicio adicional a los propios baños de agua fría y caliente, por lo que la experiencia resulta gratificante y saludable en su totalidad.
Además de los baños árabes que se encuentran en Granada, su provincia también cuenta con distintos hammams, siendo la que más baños árabes ofrece.
Algunos de los baños árabes que destacan en Granada son: los Baños Árabes Aljibe de San Miguel, Baños Árabes Palacio de Comares, Baños Hammam Al Andalus, o Baños Elvira, entre otros. No obstante, realizando una visita guiada en Granada, se puede obtener más información sobre todos los baños árabes presentes en la localidad y sus alrededores.
Aunque dependiendo del hammam que se visite pueden encontrarse diferentes circuitos, el más clásico consiste en tomar una ducha ligera, previa al baño en agua templada que reduce el estrés y favorece la relajación, para posteriormente decidir entre un baño cálido o frío; esta última opción, puede elegirse como vía de descongestión y estimulación de la circulación.
Cualquier baño árabe está provisto de jabones naturales, ya que el aseo es imprescindible en este lugar. Al finalizar la experiencia, las personas que la disfrutan pueden comprobar la suavidad de su piel.
Las salas de relax con las que cuentan los baños árabes de Granada dan lugar al descanso, mientras se saborea un té y, si se desea, se puede establecer una tertulia, tal y como sucedía en épocas pasadas, en las que el mundo árabe tomaba ejemplo de las termas romanas, con el particular encanto que distingue a la cultura del hammam.
Beneficios de los baños árabes
Acudir a un baño árabe en Granada implica involucrar a todos los sentidos, a la vez que se limpia el cuerpo y experimenta relax el espíritu.
Entre los beneficios específicos que produce el hammam se encuentran los efectos tonificantes para la piel, producidos por el contraste entre agua fría y caliente.
Este contraste genera, a su vez, múltiples efectos adicionales, como la desaparición de impurezas, limpiando y cerrando los poros de la piel, y el favorecimiento de la circulación, por la vasoconstricción compensatoria de la vasodilatación que produce el agua caliente, así como la devolución de humedad pura a la carne y los huesos, para sustituir lo sudado, y el aporte que esta experiencia supone para el buen funcionamiento del organismo.
Todo ello, junto al ambiente de paz y tranquilidad que caracteriza a los baños árabes de Granada, sin duda, contribuye a la reducción del estrés, en cualquier época del año.
Historia de los baños árabes
El origen de los baños árabes tiene lugar en la Edad Media, un período histórico en el que el cuidado y la higiene corporal no tenían tanta importancia como hoy en día.
En aquella época, las casas no disponían de pozos para el suministro de agua. Sin embargo, no siempre fue así en todas las ciudades del mundo, pues la cultura musulmana disponía de baños árabes, tal y como sucedía en Granada.
Granada fue el lugar donde se reabrieron los primeros baños árabes de toda Europa, después de la Reconquista, a los pies de la Alhambra, sobre las ruinas de un antiguo hammam de los siglos XIII y XIV.
Los baños árabes de Granada no solo eran un lugar importante, por el significado que suponía el agua en el mundo árabe, simbolizando pureza y sabiduría, sino que también servían como lugares de reunión social, en los que se discutían temas de actualidad.
No es hasta el siglo XV cuando los baños árabes dejan de cobrar relevancia, convirtiéndose en hospitales y prisiones, en plena época de epidemias.
Actualmente, los baños árabes han resurgido con fuerza, debido a la emergente cultura del spa, que promueve la salud a través del agua, solo que en este caso se brinda de una manera completamente original para el presente, recuperando los múltiples tratamientos de civilizaciones pasadas, con el bienestar exclusivo que proporciona el hammam en Granada y su provincia.